La sangre que cae a la superfice de nuestra madre, cusa que las nubes lloren por las almas pérdidas, en el océano de dolor y violencia. Cuando hay un problema, miramos a otra dirección, no queremos saber si nos causa problemas a nosotros, no nos damos cuenta. Piensa cuantas vidas podemos salvar, cambiar y mejorar si los que podemos hablar, hablamos por los que no. Somo las voces, pero no hablamos, somos el futuro de otros, pero no pensamos en ello. Hay gente que necesita lo que tiramos cada día. Somo los monstruos que estamos destruyendo nuestra madre. Tenemos que darnos cuenta de qué estamos haciendo, tenemos que conocer las consecuencias de nuestras acciones. Para y mira el mundo que estamos creando. Ayuda, no podemos hacer nada solos.
Nadia. IES Azud de Alfeitamí
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