La
crisis me afecta al haber provocado recortes en educación, sanidad e
incluso en I+D+I.
Me
afecta a mí y a todos de manera muy negativa, porque cuanto más se
recorte en educación, peor será su calidad. En el caso de que no
haya empleo en este país, me veré obligado a irme a otro y, si mi
nivel educativo no es bueno, eso me impedirá encontrar empleo, ya
que no podré competir con el nivel educativo de los estudiantes de
allí. Sólo podré competir por el empleo con estudiantes de otros
países si tengo un gran nivel de estudios, si no, la alternativa es
buscar un empleo poco cualificado; en caso contrario, me será
bastante difícil conseguir tener un futuro y poder ganar dinero para
subsistir.
Por
otra parte, me afectan los recortes en sanidad al reducirse el número
de posibles medicamentos y tratamientos, lo que supone no poder
elegir el medicamento más adecuado y hace que la enfermedad sea
más difícil de curar. También supone ir más veces al médico, lo
que incrementa el gasto público que debe asumir el Estado. Si no se
receta, por ser más caro, el medicamento adecuado para curar la
enfermedad, ésta puede mutar con más facilidad, cosa que a la larga
se traducirá en un deterioro de la salud del paciente. De este modo,
buscando ahorrar a corto plazo, el Estado puede terminar pagando más
que si costeara el tratamiento, que siendo más adecuado, puede
parecer más caro, porque sustituirlo por un genérico barato de peor
calidad supone menos esperanza de vida, o complicaciones que, al
final, pueden acabar con la muerte del paciente.
A
lo que ya se ha dicho, hay que sumar que la crisis afecta también al
gasto en I+D+I. De no ser así, estas actividades podrían generar
productos, incluidos medicamentos, que podrían distribuirse por toda
Europa, lo que crearía también puestos de trabajo. Además, el
gobierno español podría obtener los tratamientos médicos casi a
precio de coste, ya que los descubrimientos serían financiados con
dinero público y podría reservarse una parte para el autoconsumo.
Si dispusiera de sus propios laboratorios, contaríamos con una
sanidad pública de mejor calidad, se podría alargar así la
esperanza de vida o reducir los riesgos de muertes prematuras. Y, en
caso de que se produjera un descubrimiento innovador, se podría
rentabilizar vendiendo el producto o los derechos para producirlo a
toda Europa. Las ganancias pasarían al Estado, lo que haría
aumentar los ingresos públicos y evitaría la fuga de cerebros. Esto
último es algo que afecta también a toda la sociedad, ya que lo
que está ocurriendo ahora es que muchas personas, que tienen
estudios superiores, en buena parte sufragados con el dinero del
Estado (que es el de todos), se ven obligados a marcharse del país
si quieren trabajar en su campo. Los países que acogen a los
titulados españoles se benefician de esta mano de obra cualificada,
al precio de pagarles un sueldo.
La
crisis me afecta de otras formas: que ahora se use más transporte
público, como autobuses o trenes de cercanías, en lugar del coche,
para ahorrar dinero en gasolina. Pero, sobre todo, afecta a mi
futuro.
Hay
que tener muchos estudios superiores para destacar entre tanto parado
con ESO y Módulos, pero también entre las generaciones posteriores
de alumnos que, con los mismos estudios , tendrán mejor nivel de
idiomas e informática. No puedes permitirte el lujo de repetir
curso, ya que será más difícil competir por los escasos puestos de
trabajo en el país. También al contrario, si te vas al extranjero,
debido al efecto de la fuga de cerebros, tendrás que irte de los
primeros para evitar encontrarte que, también en el exterior, esté
todo lleno de españoles muy preparados y dispuestos a trabajar en
cualquier puesto, aunque estén sobrecualificados, para tener menor
competencia inmigrante y competir sólo con las personas del país
local a la hora de conseguir empleo. Aun así, por los costosos y
variados gastos, para el emigrante la subsistencia supone un esfuerzo
hasta que pueda encontrar ese empleo.
Además
de todo lo anterior, la crisis implica que las personas dediquen más
dinero, proporcionalmente, a la comida o el ahorro y menos a ropa,
vídeojuegos, vacaciones y otros caprichos innecesarios. Es decir, el
gasto es más limitado y racional en el fondo, a causa de la falta de
poder adquisitivo que se debe al mismo paro, pero que también frena
la inflación. El sector inmobiliario, por ejemplo, se adapta a un
precio más justo, lo que impide construir a lo loco, y aparecen
pisos de segunda mano a granel. Se ofrecen alquileres baratos e
hipotecas con condiciones no tan abusivas, si es que te la conceden,
cosa que es más sencilla si tienes trabajo.
Si
tienes trabajo, entonces, es más fácil independizarte de papá y
mamá. Siempre y cuando con los 645 euros que te pagan de salario
mínimo consigas, de alguna manera, economizar lo suficiente para
llegar a fin de mes. Si lo consigues y si tu empresa no deja de
pagarte el sueldo o te echa a la calle en uno de esos llamados y muy,
pero que muy conocidos, ERE de personal, muy populares entre los
empresarios cuando quieren justificar el pago de sus caprichos de
todo tipo o aliviar pérdidas económicas provocadas por sus propios
errores al tomar decisiones. O porque bajan las ventas, cosa que
puede pasar cuando nadie compra, porque está en el paro o tiene que
mantener a alguien, ya que hay familias que viven con un solo sueldo
o del subsidio de paro de, precisamente, alguno de esos parados a los
que todavía les siguen pagando el subsidio porque son parados
recientes, despedidos en un ERE.
IES Joanot Martorell, Elx. Estudiante de Bachillerato.
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