Érase una vez en el bosque de Arizona unas cuantas ranas que como siempre iban a refrescarse y jugar a sus charcas. Pero aquel día, sucedió algo terrible, ¡las charcas no estaban! por culpa de la sequía, y por culpa de los humanos, las charcas habían desaparecido. Se habían extinguido.
Decepcionadas y sin ganas de nada, de repente, se les ocurrió una única cuestión.
Podían buscar ayuda de otros animales y traer una bañera donde estaban las charcas.
No sería lo mismo pero sólo así podían volver a los momentos que antes vivían.
Así lo hicieron y aunque nunca fue lo mismo, podían refrescarse un poco.
Por eso todos tenemos que ayudar, si no acabaremos en sequía total y ¡todo se irá al traste!
Naza, IES José Marhuenda Prats
dimarts, 2 de març del 2010
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