dimecres, 1 de setembre del 2010
Subscriure's a:
Comentaris del missatge (Atom)
Lo difícil cuesta un poco, y lo imposible un poquito más.
El mundo no sólo se ve con los ojos y las distancias no sólo se salvan con pasos.
La solidaridad es la ternura de los pueblos.
Érase no hace mucho tiempo, dos niños muy diferentes, pero ambos se merecían lo mismo. Pablo era un niño de mamá y papá y siempre tenía lo que deseaba, llevaba una vida que muchos desearían, tenía muchísimos juguetes, todo aquello que un niño pudiera soñar. Mario era un niño de familia pobre, todo lo contrario de Pablo, cogía la basura de las sobras de los demás para poder comer él junto a su familia. Eran vidas muy diferentes. Un buen día Mario iba de camino como todos los días en busca de comida cuando se encontró con Pablo tan feliz jugando con su nuevo balón. Mario se acercó a Pablo para devolvérselo y así sin más se miraron y sabían que deberían ser buenos amigos. Y así pasó. Hasta que un buen día, la madre de Pablo se enteró de su amistad y le dijo que no se podía juntar con esa clase de personas. Pablo no entendía el porqué si los dos eran niños, si eran iguales. Se distanciaron. Pasaron los años, cumplieron veinte años y un día se encontraron en el mismo parque que de pequeños. Se dieron un buen abrazo y se fueron caminando hacia la nada contándose sus vidas. Mario estudió gracias a las becas y sacó a toda su familia adelante, y hablando hablando se dieron cuenta que el dinero no importa, al fin y al cabo todos somos iguales... o ¿qué opinas tú?
ResponEliminaDesireé Aguilera IES José Marhuenda Prats